Pocho, Cucho y Chachi encendieron la máquina, desempolvaron una melodía ochentera y crearon un himno para el trabajador independiente peruano. Vamos a conocer un poco más de la historia de la emblemática banda, con más de 33 años dedicándose a lo que les apasiona.
Corría el año 1979. Tres muchachos de Pueblo Libre estaban listos para participar de un talent show en el Instituto Peruano Norteamericano. Ellos eran Arturo Prieto y los hermanos Lucio y José Galarza. Tenían bien aprendida la canción que iban a interpretar —‘Can´t buy me love’, de The Beatles—, pero aún no se habían decidido por un nombre para su banda.
Por ello, cuando llegó el momento de subir al escenario, la coordinadora del show tuvo que bautizarlos simplemente como “stars” (estrellas). La profecía se cumplió. Seis años después, en 1984, los mismos tres muchachos lanzaron su primer single como Grupo RIO —Royal Institution Orchestra—, y al año siguiente apareció la canción que les dio fama nacional, ‘Televidente’.
Ahora, con treinta y tres años de trayectoria —y tras anunciar el lanzamiento de un nuevo álbum—, la banda hace un repaso de su historia. Acaba de darle nueva vida a aquella melodía ochentera, aunque adaptada a nuestro tiempo. ‘Independiente’, su último lanzamiento, es un himno al trabajador peruano.
Teniendo tantos éxitos en su trayectoria, ¿por qué decidieron hacer un remake de ‘Televidente’?
Pocho: Esta canción marcó el inicio del rock peruano de modo masivo. Es divertida y ágil. Otras canciones, como ‘Todo estaba bien’ o ‘La universidad’, también son buenas, pero tienen su propia temática y la gente las identifica con un mensaje muy concreto.
¿Qué diferencias encuentran entre la versión original de 1985 y la de ahora, que han llamado ‘Independiente’?
Pocho: ‘Televidente’ es la representación de lo que vivimos en aquella época: estar sentados frente a la televisión hasta que, de pronto, se iba la luz. Nos quedábamos esperando que volviera. Ahora vemos que, en este tiempo, hay una gran tendencia por trabajar como independiente. Hace poco, me encontré con un amigo de barrio que solía trabajar para una marca de autos. Me dijo que la canción le había caído como anillo al dedo, porque justo acababa de renunciar para formar su propia empresa.
Cucho: Además, nosotros siempre hemos sido independientes. Somos una banda que se hizo sola, sin mucha ayuda. No teníamos mayor producción ni inversión. Buscábamos nuestros propios recursos.
Antes de formar la banda e iniciar con las presentaciones, ¿ustedes ya trabajaban de manera independiente?
Pocho: Cuando terminé el colegio me dediqué a instalar equipos de sonido para autos. En ese trabajo aprendí mucho. De electrónica, sobre todo. Hasta aprendí a instalar luces que se movían al ritmo de la música. Me dediqué a ello durante un año y medio, antes de ingresar a la facultad de arquitectura.
Cucho: Yo trabajaba en la oficina de mi papá, que era abogado. Ahí yo era mensajero y llevaba documentos por toda la ciudad. Más adelante entré a la facultad de derecho en la universidad.
Chachi: Por mi parte, nunca tuve cachuelos hasta que formamos RIO. La música me permitió ganar mi propio dinero, así que, para mí, esto no es ningún hobby. Ni siquiera lo tomo como una profesión. Es algo mucho más grande.
¿Qué les viene a la cabeza cuando recuerdan aquel tiempo en su barrio, Pueblo Libre?
Chachi: Esos días los recuerdo mucho más que nuestros inicios como banda. A finales de los setenta nos reuníamos para ver, en vivo, el Festival de San Remo —la competición musical más importante de Italia—. Lo mismo pasaba cuando alguien traía un long play importado: nos juntábamos y armábamos el tono.
Cucho: Yo recuerdo cuando apareció Disco Club —el programa musical de Gerardo Manuel—. Ahí vimos, por primera vez, un videoclip de los Bee Gees. Eran la banda más popular de la época, pero nunca los habíamos visto en video.
Pocho: Yo recuerdo los ensayos que teníamos en la azotea de la casa de Chachi. Nos adueñamos de un cuarto e instalamos nuestras cajas de parlantes y equipos. En ese lugar creamos el logotipo de RIO y lo pegamos en la pared. Era nuestra guarida, la fortaleza de nuestra soledad.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Se han mudado y cada uno tiene su propia familia. ¿Cómo logran conservar esos momentos exclusivos para la banda?
Chachi: Es algo que se nos hace muy difícil. Ahora, hasta los contratos los firmamos a través de Internet. Es cierto, nos vemos los fines de semana, cuando tenemos algún concierto, pero ya no es muy usual que tengamos un tiempo como banda. Es decir, un momento para reírnos, como solíamos hacer antes. Solo cuando viajamos juntos al extranjero o si tenemos más de un show en el interior del país.
Con treinta y tres años de trayectoria, ¿existe algún tipo de presión para RIO?
Pocho: Ya no. Los años previos al primer álbum nos fortalecieron como banda. Hemos pasado por todo, nos han dicho de todo, en diferentes etapas y generaciones. Ahora disfrutamos más de lo que hacemos. Ya no tenemos ninguna presión por conseguir un hit en la radio. Hace veinte años que nos dejaron de importar esas cosas. Por supuesto que la crítica nos afecta, somos humanos, pero tratamos de ver al público como un todo.
¿Se viene un nuevo disco este 2017?
Chachi: Sí. Lo empezamos hace tres años. No nos hemos apurado, quisimos avanzar con tiempo. Hicimos la masterización en Miami y planeamos lanzarlo antes de julio. Estamos muy felices con el sonido que tiene. Es la misma banda, tiene las mismas ideas, pero actualizadas.